Historias del Ebro (1)
Los sioux son indios de pradera. A los apaches les gusta
estar en la estepa, a los yumas en el desierto, a los mohicanos en los fríos y
húmedos bosques de los Apalaches, pero a ellos les encanta seguir las pausadas
riadas de bisontes por los herbazales de las amplias llanuras y valles al pie
de las Rocosas.
Gran Jefe Agua Colorada recuerda la historia que empezó en
Fort Laramie: primero fue un pequeño montículo al lado de Platte River, un gran
río que afluye al Missouri en Omaha. Fort Laramie no obstruyó las lentas riadas
de bisontes que seguían sus bisabuelos, pero enseguida llegaron los “castores
impacientes”, rostros pálidos que se sintieron seguros, empezaron a
multiplicarse y lo llenaron todo de granjas, pueblos, diques y caminos.
La guerra fue inevitable, y sus antepasados la perdieron.
Fueron recluidos en reservas y construyeron diques alargados, entre los cuales
pretendían que discurriesen las manadas de bisontes. Pero a estos les gusta ir
lentos y esparcidos por la pradera, abonándola. Cuando los obligas a ir en fila
por un camino estrecho, la estampida es segura, y una masa de bisontes a gran
velocidad es temible: rompe diques, descalza puentes, destruye cultivos y
granjas de los “castores”... Una estampida desbocada y mal dirigida puede
arrasar un pueblo. A veces la riada de bisontes es inevitable, porque hay años
en que se reproducen y acumulan muchísimo en las montañas, y bajan de golpe.
Este año ha ocurrido el fenómeno.
Una vez más muchos “castores”, impacientes, piden a los
rostros pálidos de su Gobierno que tomen medidas contra los sioux y los
bisontes: que los almacenen en unas reservas que han inventado, en las que
están amontonados y los van soltando poco a poco, que los trasvasen con canales
a territorios de otros indios, que no tienen bisontes pero les gusta su carne,
que arrasen las mimbreras, sauces y otros matorrales que ramonean los bisontes
y le sirven, a Agua Colorada, para construirse su bonita corona…
Algunos “castores”, amigos de los sioux, hablan de “renegociar
el espacio de estampida”: darles más terreno, para evitar que se dirijan a
zonas de gran valor de los “castores”. A Gran Jefe Agua Colorada no acaba de
gustarle la idea. Preferiría que los bisontes fuesen lentos, fertilizando la
pradera, sin levantar polvo. Y él dando vueltas, zigzagueando, sin parar el
lento paso de su caballo, recorriendo más camino antes de llegar al delta, sin
que sus cascos al galope arranquen la tierra…
Gran Jefe Agua Colorada sabe, por experiencia, que los
“castores” amigos suelen dar buenos consejos a su tribu, que los rostros
pálidos han invadido su llanura desde hace muchos años y tienen que coexistir
con ellos, que las guerras que han empezado siempre las han perdido, y que los
rostros pálidos del Gobierno no lo tienen claro. Se teme lo peor. Los rostros
pálidos amigos tienen mucho “arrojo”: tampoco les gustan del todo sus
propuestas, pero son los únicos que saben que, sin ellas, Gran Jefe Agua
Colorada y su tribu desaparecerán.
Alejandro J. Pérez Cueva
Colectivo Sollavientos
1 comentario:
Impecable.
Plas, plas, plas, plas, plas, plas.....
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