Buenos días. Hoy vuelve a ser uno
más de esta cuarentena y vuelven a ser héroes los innumerables que han dado a
TODOS una lección de responsabilidad para aprender y no olvidar desde el más
pequeño al más encopetado ser de este país. No hay palabras en el diccionario
para expresar el orgullo y el reconocimiento que debemos a nuestros hombres y
mujeres del campo.
Pocos, mal reconocidos,
históricamente ninguneados, “marginales” y explotados por esta economía y el
sistema prepotente y absurdo, obligados a la ausencia en la importantísima nube
financiera de lo volátil, resistentes y callados hasta límites extremos, siguen
ofreciéndonos el primer e insustituible gran Patrimonio de la Humanidad: el
alimento.
Son los patriotas defendiendo una
bandera: la vida de cada cual. No sienten otros colores ni otro partido ni otro
gobierno ni otro rey que el fundamental y primigenio: el territorio, la Tierra.
Con ella negocian y acuerdan en el trabajo diario la comida de tantos millones
de personas que nunca han valorado su lugar, su trabajo y su profesión en el
orden jerárquico de la sociedad e incluso los han menospreciado.
Si de ahora en adelante seguimos infravalorando
“al mundo rural”, sin darles a sus profesiones y profesionales el lugar
esencial que tienen -porque económicamente no son “un sector significativo en
la creación de empleo”-, cuando en el
futuro más inmediato, gracias -entre otros- a nuestros agricultores y ganaderos
se venza esta pandemia, demostraremos la solemne idiocia, mediocridad y
pusilanimidad mental de la que venimos haciendo gala con cargos y carguitos,
incapaces de otra cosa que llevar al mundo a la actual debacle olvidando ser
los Hombres y Mujeres que R. Kipling define
en su poema “Si…”
Estas líneas expresan solo la
admiración y homenaje de una ciudadana a ese “sector sin importancia” que son
quienes, sin lucir títulos, ahora, con HECHOS y con la discreción que les caracteriza,
han contestado ejemplarmente a TODOS: “Este es nuestro lugar” ejerciendo con
vocación, honradez, sentido común, inapreciable generosidad y valentía la mejor
profesión: darnos de comer al mundo. Ser agricultores, ganaderos y mucho, mucho
más en nuestros pueblos. Gracias de corazón.
Lucía Pérez García Oliver
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